domingo, agosto 28, 2011

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Este día ha de pasar a la historia como aquel en que fui víctima de una sobredosis de beisbol. Pasé demasiadas horas en el estadio, en el Campeonato Mundial Junior. Primero fue el partido Holanda-México, que debió ser ayer, pero se pospuso por lluvia y, después, el Japón-México (sí, sí, los Mexicans jugaron dos veces y, en la segunda iban todos mugrositos). Aprendí métodos alternativos para secar un campo mojado: un poco de gasolina, un cerillo y voilá... arena seca en minutos... y harta contaminación, pero ni hablar.


También identifiqué diferencias entre traseros holandeses (prácticamente inexistentes), mexicanos (¿cuándo es demasiado?) y japoneses (qué cosa tan extraña).


Descubrí que las tortas de carnitas no tienen tantas carnitas, pero igual matan el hambre cuando una pasa prácticamente todo el día atada a un palco.


En fin, que fue un gran día, a pesar de que el beis ni me gusta, ni lo entiendo. Me han dicho que es un juego de inteligencia y estrategia, ¿será que por eso no logro comprenderlo?

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