jueves, agosto 04, 2011

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La congruencia no abunda en este mundo. Ya lo sabía, pero me volvió a quedar claro. Me aparecí en la "función de gala" (lo que sea que eso signifique) del Festival Internacional del Medio Ambiente, en la universidad. No contaba con que, antes de la función, estaba programada una ceremonia de inauguración (¿a eso se referirían con "función de gala"?), que empezó tarde, por supuesto. Me dio ternurita ver el auditorio lleno de funcionarios públicos acarreados, se veían como cuando hay grupos completos de alumnos acarreados, que están en todas partes menos ahí. El documental de la noche fue Los días de la tierra, de Robert Stone... he de confesar que no me gustó, es una película demasiado gringa para mi gusto; pero presenta una serie de experiencias interesantes de activistas estadounidenses, en torno al movimiento ecologista y el inicio de la celebración del Día de la Tierra. Hay una reflexión no del todo acabada sobre el poder, la ausencia de políticas públicas y la cultura del consumo en Estados Unidos. He ahí el punto, a veces las ceremonias oficiales adolecen de congruencia: 1) los programas del Festival están impresos en papel couché, no muy ecológico, obvio; 2) a las honorables autoridades universitarias y de gobierno les dieron agua embotellada, ¿qué hay del impacto ecológico de las toneladas de plástico de las botellitas?; 3) al terminar la función se escuchaban comentarios de funcionarios maravillados con la reflexión sobre la ecología... metros más adelante, abordaban sus camionetones del año para regresar a casa... la mayoría, en la soledad de su auto. Qué complicado resulta a veces ser medianamente congruente.

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