viernes, agosto 19, 2011

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"Primero recoge del piso los pedacitos de tu corazón" fue la frase de la noche ésa, donde terminé de fiesta con tres amigos y cuatro amigos de mis amigos. Algo me hace sospechar que ningún nivel de cansancio o problema puede resistirse a un viernes de locos, que incluye el combo: sesión de chisme vil y chistes locales en la comida de reencuentro con un amigo (¿qué importa que mi regalito tras su viaje a París haya sido otro llaverito de Torre Eiffel?), taxista platicador que acepta la necesidad de un GPS, programa de tele por Internet con los cuates, episodio de nostalgia vil cuando alguien de la vieja audiencia de la vieja Radio Universidad se pregunta quién es la Zárate, chistes y más chistes hechos a costillas de alguien que no sabe combinar sus calcetines, encuentro con Zenaido y su muñeca pelirroja, fuga a un bar ¿trendy? del centro donde no encontramos lugar para sentarnos y nos dedicamos a la divagación, frases célebres que emergieron al calor de las cervezas que ni tomé, pérdida del sentido del tiempo. Hace siglos que no me divertía tanto, aunque al final no supe si el amigo en cuestión recogió del piso los pedacitos de su corazón.

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