sábado, agosto 06, 2011

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Oh, por Dios. Es tan maravilloso encontrar conexiones donde parece que hay muchas y muy evidentes diferencias. Una abogada, una contadora y quien esto escribe, sentadas juntas en una mesa, con sobredosis de frapuchinos sin chantilly, mucho que contar y mucho más que planear. La abogada es la menor de las tres, su cara es expresiva a más no poder y es atrevida, divertida, práctica y radical. La contadora es la mayor, tras el look sexy, es la más tierna, romántica y bienintencionada de las tres, siempre piensa bien de la gente y trata de comprender a todos. Yo soy un bicho muy extraño y soy la persona menos indicada para describirme, pero, en el grupo, parece que soy la intelectual, medio idealista y tantito cínica. Quizá lo distintas que somos puede observarse en la boda de los sueños: la abogada se casará en menos de dos meses (sobra decir que tiene todo bajo control) y echará la casa por la ventana, todo estará perfecto; la contadora quiere unirse en santo matrimonio, en una ceremonia pequeña e íntima; yo quiero avisarle al mundo, quizá mediante un tuit, luego de haberme fugado con alguien y haber decidido vivir juntos sin contratos de por medio. Lo maravilloso de todo es que no importa cuán diferentes seamos, si nos queremos tanto y nos fascina estar juntas, aunque nuestra condición de workaholic no nos deje vernos tanto. La contadora y yo estaremos en la boda de la abogada y seremos muy felices cuando veamos su cara de felicidad. La encomienda es hacer que el cortejo, las ofrendas y esas cosas resulten perfectas en la ceremonia religiosa, todo está fríamente calculado: la contadora saludará con amabilidad a los participantes, yo seguramente levantaré la ceja y les diré cosas como "¿qué te hace pensar que puedes moverte?, aún no es tu turno" y entonces la contadora buena onda sonreirá para diluir la tensión. Ya cuento los días, muajajá.

PS. Ningún psicoanalista comprenderá el poder curativo de una rebanada de pastel de chocolate compartida en el camino.

2 comentarios:

LUDA dijo...

ay, qué emoción. Cualquier asesoría extra que necesites o cuando, simplemente, quieras desahogar el estrés de la fiesta me avisas. Por cierto, tengo un amigo que se dedica a la planeación de eventos y es muy bueno, por si se animan.

Dorix dijo...

No os preocupéis, tu colega tiene todo bajo control ;)
Pero eso sí, hay que vernos para el chisme :D